México, el nuevo gran productor de heroína del mundo

junio 16, 2016
La llamada –y promocionada– «guerra contra la droga» ha dado un inesperado beneficio a los narcos, que vieron cómo sus negocios debían transformarse y los hicieron más redituables.

Fuente: www.hoybolivia.com

Infobae.­ Argumentan no saber dónde se ubican, pero de manera irregular los rocían con pesticidas para que no florezcan. Lo hacen cuando algo falla en la cadena de complicidades. O, más claro, en la cadena de pagos. Son los códigos tácitos que altas autoridades del Gobierno de México mantienen con los cárteles de la droga que controlan los campos de amapolas y el tráfico de heroína.

La llamada –y promocionada– «guerra contra la droga» ha dado un inesperado beneficio a los narcos, que vieron cómo sus negocios debían transformarse y los hicieron más redituables. De la cocaína y la marihuana a la heroína. El despacho de drogas se diversifica y llega como un tsunami a los Estados Unidos, donde el Gobierno federal lo considera una «epidemia».

Según un informe de la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, existen cuatro áreas principales para la producción de heroína en el mundo. La más prolífica es México. Sólo entre 2013 y 2014, la superficie de plantaciones de amapolas –la materia prima de esta poderosa droga– se incrementó un 62 por ciento, sobre todo en el estado de Guerrero y en el Triángulo de Oro, conformado por Sinaloa, Chihuahua y Durango.

Nancy Cortés pertenece al Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Diego. Es experta en narcotráfico y en bandas criminales mexicanas. «La heroína es llamada «la nueva epidemia», porque es la droga ilícita que más llama la atención para cumplimiento de la ley, y el crecimiento de su consumo es una legítima razón de las preocupaciones públicas en varias ciudades de los Estados Unidos», indicó Cortés en diálogo con Infobae.

En la última década, el consumo aumentó más del doble entre los adultos jóvenes de entre 18 y 25 años. Las muertes, mucho más. Ascendieron un 286% desde 2002. Sólo en 2013 –el último informe del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidense del que hay registros oficiales–, más de 8.200 personas perdieron la vida por su abuso en el país del Norte.

El tráfico de un país a otro es de «hormiga». Se transporta desde México a los Estados Unidos en pequeñas cantidades en automóviles particulares. Mayormente cruzan por California o Texas. A medida que la droga fluye por la frontera, la violencia interna crece exponencialmente, lo que se convierte en una doble «epidemia».

Consultado por Infobae, Luis Astorga, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo explicó: «La demanda de heroína desde el Norte ha aumentado desde hace varios años. Ocupa menos espacio para transportar y es más rentable. El mercado es más reducido, pero con altas ganancias».

Cortés, en tanto, detalló cómo durante los años 2000 hubo un cambio paulatino entre los consumidores. Su anterior inclinación por la cocaína descendió considerablemente y adoptaron a la heroína como principal estimulante. «El consumo de heroína estuvo alimentado por un amplio suministro e inteligentes mecanismos para atraer a nuevos clientes», explicó la académica de la Universidad de San Diego. El presidente de México, Enrique Peña Nieto. El Gobierno federal no hace los esfuerzos suficientes para terminar con los campos de amapola (AP)

Al tiempo que el consumo de cocaína se desplomaba, los miles millones de dólares que recibían los cárteles mexicanos también declinaban. La visión «empresaria» de los capos narcos salvó el negocio. «La marihuana no fue la única fuente de ingreso en los cárteles. Las organizaciones delictivas transnacionales mexicanas jugaron un papel importante en el tráfico de cocaína a los Estados Unidos y, durante gran parte de los 2000, los ingresos por cocaína superaron los de marihuana», expresó Cortés.

La acción del Gobierno mexicano es celebrada por los narcos. Sin estimaciones –hasta el momento– de la superficie con plantaciones de amapolas, la llamada «guerra» contra el tráfico se da en las ciudades. «Las únicas estimaciones oficiales de hectáreas cultivadas de amapola en México han sido y son las del Departamento de Estado de los Estados Unidos. El Gobierno mexicano nunca las ha reconocido», dijo Astorga, quien añadió que luego de un convenio entre el Gobierno y la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas (UNODC, según sus siglas en inglés), este junio se conocerían cifras oficiales. La demora tomó varias décadas. La amapola florece en México desde los años 30.

«La «guerra contra las drogas» resultó en la fragmentación y diversificación de las organizaciones criminales. Se reestructuraron, a menudo reduciendo su capacidad y la necesidad de mirar fuentes alternativas de ingresos. Fueron «forzados» a adaptar sus actividades criminales», subrayó Cortés, y añadió: «El tráfico de heroína se convirtió en la solución perfecta dadas las nuevas circunstancias». Además, «a diferencia de la cocaína, su producción puede ser doméstica», lo que la convierte en un tesoro narco mucho más versátil. Incluso, esa «guerra» facilitó que el tráfico de heroína fuera más sencillo. «Era una actividad mucho más lucrativa, aun en cantidades pequeñas», indicó la académica de la Universidad de San Diego.

A partir de esa supuesta lucha oficial contra las organizaciones criminales, los narcos mexicanos no deberían diseñar planes de ciencia ficción para traficar toneladas y toneladas de drogas para equiparar las ganancias que obtenían con la cocaína. Todo se redujo en la cadena de producción, salvo los millones de dólares que fluyen incesantes.

«Los estados donde se produce amapola son pocos, igual que las organizaciones criminales que trafican con la heroína», explicó Astorga. Según este especialista mexicano, el cártel que mejor domina el mercado y el know­how es el dominado por Joaquín «El Chapo» Guzmán, aun tras las rejas. «La más vieja, con mayor saber hacer, con redes de distribución en los Estados Unidos y con mayor experiencia en las relaciones con el poder político es la de los líderes originarios del estado de Sinaloa».

Joaquín “El Chapo” Guzmán, trasladado por el Ejército mexicano en enero pasado. El Gobierno federal ha salido a la caza de los capos narco, pero no desarticula las organizaciones. El Cártel de Sinaloa es el gran productor de la heroína, aunque no el único (AP)

Joaquín “El Chapo” Guzmán, trasladado por el Ejército mexicano en enero pasado. El Gobierno federal ha salido a la caza de los capos narco, pero no desarticula las organizaciones. El Cártel de Sinaloa es el gran productor de la heroína, aunque no el único (AP)

Cortés coincide con Astorga. Si bien cree que actúa como una «franquicia» conformada por pequeños grupos criminales más que como una empresa con un mando unificado, el Cártel de Sinaloa no tiene el monopolio de la heroína. A pesar de haber tercerizado el cultivo de amapola en Guerrero y otros estados y ser el principal actor en este «negocio», comparte el comercio del producto con otras redes más pequeñas y difíciles de desmembrar. La ironía de la «guerra contra las drogas».

«No creo que la erradicación de los cultivos haya sido la prioridad de los gobiernos mexicanos», indicó Cortés. «El objetivo principal de la «guerra contra las drogas» ha sido atacar a los capos, no ha habido otras iniciativas para abordar la cuestión del cultivo, como el intento de legalizar la producción de amapolas para uso medicinal», concluyó.

Astorga cree que la solución llegará cuando las autoridades «contengan y debiliten de la mejor manera a las organizaciones criminales más violentas». «Hasta el momento, eso es lo que hacen los países más desarrollados. La diferencia la hace la solidez de sus democracias e instituciones, la existencia de una política de seguridad de Estado y la eficacia de su sistema de administración y procuración de justicia. Precisamente lo que no tenemos en América Latina», finalizó el profesor de la UNAM.

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