LA CONTINUA APARICIÓN DE NUEVAS DROGAS IMPIDE ESTUDIARLAS A FONDO
Cannabinoides sintéticos, catinonas, nuevas anfetaminas, triptaminas… Cada año se detectan más sustancias de abuso con efectos muy diferentes, pero con un potencial devastador para la salud
Fuente: MARÍA SÁNCHEZ-MONGE. Correo Farmacéutico.
Las drogas emergentes plantean retos sin precedentes. Las sustancias clá- sicas (alcohol, cannabis, cocaína, heroína…) siguen prevaleciendo en las consultas de adicciones; las nuevas son más escurridizas. Es un mercado muy inestable, en el que aparecen y desaparecen componentes continuamente, de forma que resulta virtualmente imposible investigar a fondo cada sustancia.
Según el último informe del Observatorio Europeo de Drogas, en 2015 se detectaron 98 sustancias por primera vez, lo que eleva el número de nuevas drogas vigiladas por los organismos internacionales a más de 560, el 70 por ciento (380) de las cuales han emergido en los últimos cinco años. Estas drogas pueden clasificarse en múltiples grupos -cannabinoides sintéticos, catinonas, nuevas anfetaminas, triptaminas, piperacinas…-, pero incluso dentro de cada uno de ellos se aprecia una gran diversidad. Los principales rasgos comunes son el gran peligro que entrañan y el fácil acceso que proporciona internet. “Son muy imprevisibles, pero la mayoría tienen más capacidad de producir psicosis, ansiedad y depresión”, explica Jaime del Corral, psiquiatra experto en adicciones de la Clínica Nuestra Señora de La Paz (Orden Hospitalaria de San Juan de Dios), en Madrid.
CANNABINOIDES SINTÉTICOS
Dos tendencias paralelas generan una gran preocupación a los toxicólogos y expertos en adicciones: por un lado, el progresivo incremento de la proporción de tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo de la marihuana; y, por otro, la proliferación de cannabinoides sintéticos. En opinión de Del Corral, “hay una percepción de benignidad y se está perdiendo el temor al cannabis”, algo que achaca a la difusión de sus propiedades medicinales.
Benjamín Climent, representante de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y otras Toxicomanías (Socidrogalcohol) en el Sistema Español de Alerta Temprana (SEAT) del Plan Nacional Sobre Drogas, explica que los cannabinoides sintéticos son “un enorme grupo de sustancias con estructuras químicas dispares que tienen en común la afinidad por los receptores cannabinoides”. Una de las primeras denominaciones comerciales de estos compuestos que suelen venderse en internet como inciensos, sales de baño o potpourrís destinados a la meditación fue la de Spice. Las complicaciones de su consumo son iguales o superiores a las del THC.
Una revisión publicada a mediados del pasado mes de septiembre en Nature Reviews alerta del riesgo de efectos cardiovasculares graves causados tanto por el cannabis como por sus análogos sintéticos. El artí- culo repasa el papel del sistema endocannabinoide en la enfermedad cardiovascular, partiendo del conocimiento de que la activación de los receptores de cannabinoides CB 1 y CB 2 puede estar implicada en patologías como el infarto de miocardio, miocardiopatía, arrtimias e ictus.
El peligro de estas nuevas sustancias psicoactivas se refleja también en un estudio publicado en The New England Journal of Medicine a principios de 2017, en el que se da cuenta de las características de la intoxicación masiva por el cannabinoide sintético AMB-Fubinaca en Nueva York en julio de 2016.
CATINONAS
Otro gran grupo es el constituido por las catinonas. Luis Felipe Callado, profesor de Farmacología de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), precisa que son derivados del khat, una planta con un poderoso efecto narcótico. “Ahora se están generando catinonas sintéticas”, apunta. Climent advierte de su potencial para generar “toxicidad cardiovascular aguda muy grave, con muertes descritas, o fallo multiorgánico”.
No pocas drogas emergentes han provocado fallecimientos a lo largo de los últimos años. Callado cita, por ejemplo, las 99 muertes, junto a 107 intoxicaciones no mortales, que atribuyó un estudio de 2014 a la catinona MDPV.
En cuanto al perfil del consumidor de nuevas sustancias, Climent considera que la tipificación de usuarios está más clara con las drogas clásicas. En cambio, Callado apunta, sin excluir otros, dos tipos de consumidores: los adolescentes y adultos jóvenes que las asocian a sus noches de fiesta y los buscadores de nuevas sensaciones de la generación de los milennials, con entre 20 y 30 años.
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