ADICCIÓN A LAS PANTALLAS Y USO ABUSIVO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES. ¿CUÁL DE LA DIFERENCIA?

Fuente: www.ideal.es. LAURA CUESTA CANO
Responsable de Comunicación y Contenidos Digitales en Servicio PAD.
Profesora, Universidad Camilo José Cela.

Entre las actividades tecnológicas favoritas hoy en España,
el máximo protagonista es el contenido multimedia.

Estamos a punto de comenzar una nueva década y, sin duda, nuestra
relación con las tecnologías ha cambiado mucho respecto a 2010. Por
entonces, 6 de cada 10 estadounidenses se conectaban de forma

inalámbrica usando un portátil o smartphone y lo hacían
mayoritariamente para hacer fotografías (76%) o para mandar o
recibir mensajes de texto (73%). Sin embargo, cosas tan
imprescindibles para nosotros hoy día como reproducir música apenas
llegaban a un 34% de uso por entonces.
Los números después de casi diez años han cambiado, y mucho. Hay
más 54 millones de líneas de móvil en España, lo que supone un 117%
de la población total.
Entre las actividades tecnológicas favoritas hoy en España, el máximo
protagonista es el contenido multimedia: la visualización de vídeos
(con un 93%) y el contenido en streamming por internet, VOD, (con
un 52%), como refleja el último informe Digital in 2019 – España.
Pero ahora vayamos a las cifras que más preocupan socialmente. En
general, dedicamos más de hora y media diaria al uso de redes sociales
o servicios de mensajería, algo que, aunque considerable, se queda
corto si nos preguntamos cuánto tiempo pasan conectados nuestros
hijos a internet.
Ya lo predijo Sherry Turkle en su charla TEDx Coneted, but alone? en
2012, cuando, siendo una defensora a ultranza de la tecnología desde
1996, aseguró: «Nos hemos acostumbrado a estar acompañados
cuando estamos solos y a estar solos cuando estamos acompañados».
Una cuestión de edad
La edad a la que los adolescentes y jóvenes utilizan internet y
comienzan a tener móvil propio se adelanta año tras año, según el
Instituto Nacional de Estadística. Con 10 años, el 86,7% tiene ya su
primer dispositivo, y este porcentaje asciende al 98% a los 15 años.
El 89,7% de los menores tiene ordenador, y aumentan los datos con la
conexión a internet (el 92,9%). El 87,7% se conecta al menos una vez
a la semana, el 77,6% diariamente y el 74,9% varias veces al día.
¿Y cómo lo usan? Solo un 32% de los adolescentes haría un uso
adecuado de internet, mientras que el 31,5% mostraría ya señales de
riesgo. Un 23,3% mantendría una conducta de uso abusiva y un 13,2%
mostraría una clara dependencia comportamental en el uso de la red.

Estas son las conclusiones del informe realizado por la Universidad
Camilo José Cela y el Instituto de Adicciones de Madrid Salud Uso y
abuso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación por
adolescentes. Un estudio representativo de la Ciudad de Madrid.
¿Y los jugadores online?
Si ahora hablamos de los datos en torno al mundo del juego, según las
cifras que podemos ver en la última macro encuesta Edades 2017-
2918, que bienalmente elabora la delegación del Gobierno del Plan
Nacional Sobre Drogas, los jóvenes de entre 15 y 24 años ya suponen
un 5,1% de los jugadores frecuentes en juegos online.
En cuanto al juego con dinero presencial, el porcentaje asciende al
59,5%, siendo el perfil mayoritario de los jugadores hombres desde
los 15 hasta los 64 años.
Ante todos estos datos, las familias están preocupadas. Muchas veces
acuden a Google para consultar, leer o tratar de aprender de forma
inmediata todo lo necesario para supervisar y proteger a sus hijos,
pero se encuentran con titulares como estos: Fortnite recibe demanda
por ser más adictivo que la cocaína, La adicción al móvil altera el
cerebro igual que los opiáceos o Darle un celular a un niño es como
darle drogas.
Videojuegos y enfermedad mental
Parece necesario añadir un poco de sentido común a este asunto. La
Organización Mundial de la Salud (OMS), con polémica, incluyó en el
2018 a los videojuegos y juegos de azar como enfermedad mental,
apareciendo en el CIE-11 (Clasificación Internacional de
Enfermedades): «trastorno por videojuegos» (Gaming disorder), que
se refiere al uso de juegos digitales o videojuegos, ya sea mediante
conexión a internet o sin ella.
Para poder hablar de juego patológico o adicción al juego se tiene que
cumplir un patrón de comportamiento, durante al menos 12 meses,
suficientemente grave como para provocar un deterioro significativo
en las áreas personales, familiares, sociales, educativas, laborales u
otras.

No se ha incluido, por ello, a día de hoy, ni el uso de internet ni de las
redes sociales o el móvil. Por tanto, si no es considerada una
enfermedad o trastorno, tampoco podemos hablar de «adicción».
¿Qué son FOMO y Nomofobia?
Sí han sido definidos dos síndromes, FOMO y Nomofobia, para
describir unas situaciones cada vez más comunes en nuestro día a día.
El primero, (del inglés Fear of Missing Out), se refiere al temor que
sentimos por perdernos algo del mundo digital o quedar excluidos de
él. El segundo es el miedo irracional a quedarse sin batería o salir de
casa sin el móvil.
¿Nuestro hijo pasa más de dos horas en Youtube al día?, ¿No
conseguimos desenganchar a nuestra hija de Instagram o Tik Tok?,
¿Se pasa las horas whatssapeando? Deberíamos comenzar a
preocuparnos, sí, pero no son adictos al móvil o internet. Están
haciendo un uso problemático o abusivo de las tecnologías, como
ocurre en la mayor parte de las ocasiones en las que las familias
acuden a consulta.
Usos saludables
Poner normas y límites será fundamental para que los menores
aprendan a convivir con el mundo digital de una forma saludable.
Como estableció la Asociación Americana de Pediatría (APP) en 2018:
i En los bebés de hasta 18 meses, debemos evitar la exposición a las
pantallas.
i De los 2 a los 5 años se tiene que limitar el uso de los medios entre media y
una hora al día, siempre que los contenidos sean de alta calidad.
i Desde los 5 a los 12 años es necesario acompañarles y supervisarles
siempre, pudiendo estar entre una hora u hora y media al día.
i Con la adolescencia, nuestra labor debe ser más la de guiarles y educarles
en el uso responsable y saludable de las tecnologías.
Sin embargo, según el último informe de la plataforma para la
seguridad y bienestar digital Qustodio, la media es de 2 horas y 24
minutos entre los niños de entre 5 y 11 años, y, si hablamos de los
alumnos de Secundaria, hasta pasan más tiempo conectados que en el
colegio.

También debemos ser conscientes de que la mayor parte de los
adolescentes que pasan horas y horas con el móvil pueden estar
haciendo diferentes actividades: se escriben con sus amigos por
WhatsApp o Telegram, luego miran Instagram, en otros momentos
ven vídeos en YouTube o Tik Tok o tienen conectada la música de
Spotify, juegan, ven series de Netflix, etc. Es decir, no es el dispositivo
el problema. Lo es el tiempo y la actividad que dedican a cada
plataforma.
¿Cómo detectar que algo va mal y qué hacer?
Sabremos si realmente puede haber un problema si:
i Se encierra en su habitación más de lo habitual.
i Baja su rendimiento y calificaciones en el colegio de manera repentina.
i Notamos cambios físicos como bajada de peso, cansancio o somnolencia.
i Cambia de amigos repentinamente o se aísla, y no quiere salir de casa.
i Se muestra agresivo o agresiva de manera constante, contesta de mal modo
o cualquier otro cambio pronunciado en su carácter, como tristeza o
ansiedad.
i Se irrita, o incluso se vuelve violento o violenta, cada vez que intentamos
que desconecte del ordenador o deje de utilizar el móvil.
En estos casos, debemos acudir a un profesional que nos aconseje,
como nuestro médico de cabecera, o a centros especializados de
Prevención y Tratamiento de Adicciones, donde, dependiendo de la
gravedad del caso, nos atenderá un equipo de Orientación Familiar
(que guía y orienta a la familia) o personal sanitario (psicólogos,
médicos, enfermeros, etc.), que trabajarán directamente con el
adolescente.

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