LA FAMILIA ES LA DIFICULTAD MÁS GRANDE AL TRABAJAR EN ADICCIONES
Fuente: www.expreso.com.mx. Paola Gutiérrez Clark.
Al ser familiar de un adicto y buscar su recuperación, la familia somos el factor número uno de consumo, pero también nos podemos convertir en el factor protector más importante.
El primer paso en esta situación es la aceptación, como familiar. Al ver la magnitud del problema, lo primero que hacemos es minimizar el consumo, a través de supuestos como: “es la edad”, “al rato se le va a pasar”, “yo también lo hice de joven”, “es sólo mariguana y es natural”. Esto nos hace que no aceptemos el problema como lo que es y no le demos la debida atención a tiempo.
La adicción es una enfermedad progresiva y puede llegar a tener consecuencias muy graves, desde el desarrollo de trastornos psiquiátricos irreversibles, comisión de delitos y hasta la muerte.
Las personas que están a nuestro alrededor suelen advertirnos de las conductas y/o problemas de nuestro familiar adicto, y como primera instancia, nos molestamos, nos alejamos o simplemente
lo ignoramos.
Cuando por fin aceptamos a medias tintas que nuestro familiar tiene un problema, es cuando las conductas adictivas, antisociales y cambios en el estado de ánimo y conciencia, son demasiado evidentes, a estas alturas ya hay un trastorno mental desarrollado y el consumo de sustancias en la fase de dependencia y/o adicción; entonces tenemos un desfase en la aceptación del problema de nuestro familiar y en la fase de la enfermedad en que se encuentra, es como si quisiéramos tratar un cáncer terminal con sólo Ibuprofeno.
¿Por qué?, porque la adicción, como les mencioné, al ser progresiva físicamente hablando, el cerebro va en busca de esa primera sensación que tuvo al primer consumo, pero ya no es el mismo, es por ello que van en secuencia de consumo de sustancias más fuertes, sintéticas y adictivas, y nosotros como familiar creemos que aún están en consumo de alcohol y/o mariguana, por lo más común.
Ahora viene otra complicación: cuando nos dicen que nuestro familiar ocupa internamiento para el tratamiento de su adicción, ahí viene otra negativa, otra falta de aceptación; vemos esto como un castigo y no como el tratamiento adecuado para su enfermedad.
Por lo que por esta negativa optamos por tratamiento psiquiátrico y psicológico de forma ambulatoria, que por la fase de consumo en la que se encuentra nuestro familiar, sólo provoca agravar más el problema porque al final se va a requerir imperantemente el internamiento; en este andar gastamos energías, tiempo y dinero.
Entonces, como conclusión, todo esto se pudiera tratar a tiempo y con un pronóstico favorable para el mantenimiento en sobriedad y abstinencia de nuestro familiar, si nos informamos más al respecto, dejamos de lado los estigmas sociales y buscamos aceptar este problema lo antes posible, para evitar agravar la enfermedad y tener que estar lidiando con esto a un largo plazo.
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