NUEVAS ADICCIONES
Fuente: www.lne. OMAR CERVANTES.
El estigma de las adicciones, los juicios negativos contra quienes las padecen, la falta de información de lo que en realidad son y de cómo se comporta la enfermedad, así como los tabúes que aún en pleno siglo 21 existen en nuestras sociedades, son factores para que además de que las sigamos negando y, sin darnos cuenta, facilitando, también impiden profundizar y abordar sus nuevas modalidades que dañan de igual manera al individuo y a su entorno. Las llamadas nuevas adicciones no se refieren precisamente a la existencia de nuevas drogas, sino al surgimiento, luego de estudios e investigaciones, de las también denominadas adicciones conductuales que en algunos casos son conductas compulsivas con rasgos muy similares a los de la dependencia, con un temor de clasificarlas en la misma categoría precisamente debido a que aún se tienen connotaciones negativas sobre quienes las padecen. Es que lamentablemente al hablar de adicciones lo primero que se refiere es a un drogodependiente, con todos los juicios negativos con que se les califica, olvidándose que hay también dependencia al tabaco, al café y al alcohol, por hablar de sustancias, así como la ludopatía, que fue la primera adicción conductual en ser aceptada en los manuales diagnósticos. En el otro extremo se ubican quienes utilizan la palabra adicción como cliché o frase hecha para denotar gusto en exceso o en el peor de los casos una obsesión a algo, muy utilizada en jóvenes y en ciertos círculos sociales para explicar su debilidad ante una situación que nada tiene que ver con la enfermedad (“soy adicto a las corbatas rojas”, “soy adicta a la quinoa”, “soy adicto a la música de los Beatles”, por ejemplo). La realidad es que hoy existen nuevas adicciones como los videojuegos, la dependencia a la tecnología como la internet y las redes sociales, así como trastornos compulsivos a las compras, a la comida, al sexo y al trabajo, entre otras que, sin implicar el consumo de una sustancia, produce daños al sistema neuronal de la persona y las mismas consecuencias que las adicciones tradicionales. Al igual que en los primeros casos tratados de ludopatía, estas conductas adictivas suelen minimizarse, aumentando la gravedad una vez que se ha desarrollado la dependencia, por lo que su diagnóstico y atención son imperativos cuando se observe que ha comenzado a causar problemas en cualquier aspecto de la vida del individuo. En próximas colaboraciones ahondaremos en estas nuevas modalidades.
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