La Federación Mundial del Corazón, ni vino ni cerveza
Fuente: lavozdelasalud.lavozdegalicia.es. LAURA MIYARA.
La Federación Mundial del Corazón, ni vino ni
cerveza: «Incluso cantidades pequeñas de alcohol
pueden incrementar el riesgo de desarrollar
enfermedades»
Estudios recientes desmienten la tradicional recomendación de beber vino tinto y lo relacionan con cardiopatías y cánceres
Al contrario de lo que se solía creer e incluso recomendar, beber vino tinto no es
aconsejable desde un punto de vista médico. Durante los últimos 30 años, la creencia
de que un consumo moderado de vino tinto podía ser beneficioso para el
funcionamiento del sistema cardiovascular fue extendida de la mano no solo del
público general, sino de los profesionales. Sin embargo, una nueva guía de la
Federación Mundial del Corazón (WHF, por su sigla en inglés) ha descartado esa
hipótesis. De hecho, todo consumo alcohólico se encuentra absolutamente
desaconsejado a partir de los nuevos datos, sin importar cuán moderado sea ni el
tipo de bebida que se consuma.
«La WHF refuta la noción generalizada de que beber cantidades moderadas de
alcohol puede disminuir el riesgo de problemas del corazón y exige una acción
urgente y decisiva para atacar el aumento sin precedentes de muertes relacionadas
con el alcohol a nivel mundial», expresa el organismo. «La evidencia es clara:
cualquier nivel de consumo de alcohol puede conducir a una pérdida de salud. Los
estudios han demostrado que incluso cantidades pequeñas de alcohol pueden
incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares», añaden
desde la WHF.
Desde la Universidad de Harvard explican que el alcohol tiene efectos adversos
relacionados con casi todos los problemas cardíacos. Así, beber aumenta el riesgo de
hipertensión, accidente cerebrovascular isquémico, insuficiencia cardíaca,
miocardiopatía, aneurisma aórtico (una protuberancia que aparece en la pared de la
aorta) y fibrilación auricular (una patología en la que el corazón late de manera
irregular y demasiado rápido, sin contraerse correctamente). El Ministerio de
Sanidad señala que los consumos intensivos de alcohol aumentan el riesgo
de infarto. La bebida también puede tener un rol en el desarrollo de enfermedad de
las arterias coronarias, aunque falta evidencia para confirmar esto último.
¿Por qué cambia la recomendación de la WFH?
Una razón que motiva este cambio es la falla estructural detectada recientemente en
los estudios anteriores sobre este tema. Muchas investigaciones en las que se apoya
la recomendación de beber vino de manera moderada han comparado grupos de
personas que bebían alcohol con otros que no bebían, sin tener en cuenta factores
como si los pacientes que no bebían habían consumido alcohol en el pasado, si eran
alcohólicos en recuperación o si habían dejado de beber por estar tomando una
medicación que interactuaba con el alcohol. Al excluir a quienes cumplían con estas
condiciones, los supuestos beneficios del consumo de vino para el corazón no eran
tan claros.
«Los estudios que sostienen que el alcohol protege contra las enfermedades
cardiovasculares se basan puramente en datos observacionales que no dan cuenta
de otros factores, tales como condiciones preexistentes o historial de alcoholismo en
aquellas personas consideradas como abstemias. A la fecha, no se ha encontrado
una correlación fiable entre un consumo moderado de alcohol y una disminución del
riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares», explica la WHF.
Vino o cerveza
A pesar de la buena reputación de la que goza el vino, por tratarse de un producto
que se elabora a base de un único ingrediente natural, no hay, en principio, efectos
diferenciales por tipo de bebida en términos de salud. Según el Ministerio de Sanidad,
«la evidencia epidemiológica no muestra que el consumo de vino y de cerveza, a
pesar de contener sustancias que podrían ser potencialmente beneficiosas para la
salud, tenga un efecto protector diferenciado en la reducción del riesgo
cardiometabólico o de otro tipo».
Mujeres: población de alto riesgo
Aunque los hombres mueren más a causa del consumo de alcohol (12,2 %, contra un
3,8 % de las muertes en mujeres a nivel mundial), las mujeres son más susceptibles
a muchos de los problemas que beber alcohol puede provocar a nivel del organismo.
Esto es porque las mujeres metabolizan el alcohol de forma más lenta que los
hombres. «En las mujeres, los efectos inmediatos del consumo de alcohol ocurren
más rápidamente y duran más tiempo que en los hombres después de beber
cantidades equivalentes debido, entre otros factores, a la diferencia en la
composición corporal, el metabolismo y absorción de alcohol, alcanzando mayores
concentraciones en sangre que los hombres», explica el Ministerio de Sanidad.
Además de los problemas del corazón y el hígado que están ligados a las bebidas
alcohólicas, señala el Ministerio de Sanidad, existe una sólida evidencia de la
asociación del consumo de alcohol y ciertos tipos de cáncer, específicamente los de
cavidad oral, faringe, laringe, esófago, colon, recto y hepatocarcinoma, de manera
que cualquier nivel de consumo aumenta el riesgo. En particular, desde la
Universidad de Harvard advierten que incluso unas cantidades pequeñas de alcohol
incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Por otro lado, los problemas cardíacos que el alcohol puede ocasionar son más
peligrosos para las mujeres que para los hombres: la fibrilación auricular causa más
muertes en mujeres que en hombres y lo mismo ocurre con los accidentes
cerebrovasculares isquémicos.
El alcohol en cifras
El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en España. Según datos del
Ministerio de Sanidad, en el año 2017, el 91 % de la población española de 15 a 64
años declaraba haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en la vida y el 63 %
había bebido en los últimos 30 días. A nivel nacional, el consumo de alcohol es el
cuarto factor de riesgo de pérdida de salud, y es uno de los principales factores de
riesgo de enfermedad, siendo el principal factor de riesgo en la población de 15 a 49
años.
La edad de inicio de consumo se sitúa en los 14 años en ambos sexos, lo que sugiere
que el consumo de alcohol está normalizado en España, incluso entre los jóvenes.
Esto quiere decir que la percepción de los riesgos asociados a su consumo es más
baja en comparación con otras sustancias, debido a factores culturales, que lo
relacionan con tradiciones y celebraciones. En este sentido, es importante destacar
que el consumo esporádico intensivo en fines de semana o fiestas es un patrón de
consumo que no está exento de los riesgos de la bebida.
Cabe señalar que el alcohol tiene un impacto no solo en aquellos que lo consumen
sino que, en muchos casos, puede producir daños a terceras personas, al provocar
accidentes de tráfico, estimular episodios de violencia, provocar Trastornos del
Espectro Alcohólico Fetal, entre otros. Se trata, hay que recordar, de una
sustancia psicoactiva adictiva que puede generar dependencia. En este sentido, la
recomendación es clara: no hay niveles totalmente seguros cuando se trata de
consumir alcohol. Evitar su consumo por completo es lo único que evita sus efectos
perjudiciales.
No obstante, para quienes disfrutan de una copa de vez en cuando, hay que hacerlo
dentro de los límites de bajo riesgo. Los niveles máximos (planteados para individuos
sanos mayores de 18 años) se sitúan en dos unidades de bebida estándar al día para
hombres, y una unidad diaria en el caso de las mujeres. Una unidad equivale
aproximadamente a 200 mililitros de vino, 300 mililitros de cerveza, o 30 mililitros
de licor.
No se debe consumir alcohol en los siguientes casos:
Menores de 18 años
Embarazo y lactancia materna
Conducción de vehículos
Otras actividades que requieren concentración o habilidades psicomotrices
Junto a otras drogas
Se recomienda evitar el consumo o en todo caso consultar con el profesional
sanitario de referencia en el caso de:
Consumo de medicamentos que interaccionan con el alcohol
Personas con problemas de salud mental
Historia familiar de dependencia alcohólica
El consumo se considerará de riesgo cuando supere las cuatro unidades de bebida
estándar diarias en hombres, o las dos unidades y media en mujeres. Asimismo, el
consumo intensivo o binge drinking se considera de riesgo y está totalmente
desaconsejado en todos los casos.
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