Homelessness and drugs: health and social responses

Fuente: EMCDDA.

Esta MINIGUÍA, que igualmente forma parte de la serie HEALTH AND SOCIAL RESPONSES TO DRUG PROBLEMS: A EUROPEAN GUIDE, se centra en el consumo de drogas entre las personas sin hogar que viven en condiciones en las que se enfrentan a una serie de riesgos sociales, de salud física y mental.

La falta de vivienda se considera una forma importante de exclusión social, que afecta negativamente a la salud física y mental, la calidad de vida, el acceso al empleo y otros servicios económicos, sociales y de salud. Antes de la pandemia del COVID-19, se estima que 700.000 personas se enfrentaban a la falta de vivienda en toda Europa.

El sinhogarismo se considera una forma intensa de exclusión social. Afecta negativamente la salud física y mental, la calidad de vida y el acceso al empleo y otros servicios económicos, sociales y de salud. Sin embargo, existen grandes diferencias en la definición de lo que constituye la falta de vivienda. Esto ha causado una serie de desafíos, como evaluar la prevalencia de la falta de vivienda y comparar dichas evaluaciones dentro y entre países. En términos generales, la falta de vivienda abarca a las personas que no tienen una vivienda estable, permanente y aceptable, o que carecen de las perspectivas, los medios y la capacidad para adquirirla. En estas condiciones, las personas que consumen drogas se enfrentan a riesgos sociales, mentales y de salud física interrelacionados que aumentan significativamente su morbilidad y mortalidad.

La relación entre la falta de vivienda y el consumo de drogas es compleja, con marcadas variaciones en la prevalencia del consumo de drogas de alto riesgo entre los grupos de personas sin hogar. Por ejemplo, existe una clara intersección entre la falta de vivienda y el consumo de drogas de alto riesgo entre los dos grupos distintos de personas que experimentan la falta de vivienda a largo plazo (crónica) y recurrente (episódica). Por el contrario, el consumo de drogas de alto riesgo entre las personas sin hogar a corto plazo o transitorias no parece ser mayor que entre la población general. Es importante destacar que el consumo de drogas y la falta de vivienda están interconectados en dos direcciones: pueden ser causas y consecuencias que contribuyen entre sí.

Hay una falta de información sobre algunos grupos de personas sin hogar, como mujeres, jóvenes, niños, refugiados y migrantes, particularmente en términos de patrones de consumo de sustancias. Como resultado, algunos de estos grupos pueden estar subrepresentados en la recopilación de datos sobre la falta de vivienda y los servicios existentes pueden pasarlos por alto.

¿Dónde conseguirlo?

Acceso a la guía

Ampliación hasta el 31/01/2023 del plazo de preinscripción, gratuita y necesaria, en el 
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