Adicción: cuando el placer se convierte en dolor y agonía

Fuente: laestrella.com.pa. Keila E. Rojas L. Panamá.

Las adicciones van más allá de las sustancias como el alcohol o alucinógenos. Inician como una luna de miel entre diversión y satisfacción, para luego sumergir a las víctimas en un mundo dominado por el deterioro físico y emocional. Expertos detallan peculiaridades de esta enfermedad del cerebro

“Le vi la cara a la muerte. Pasé 20 años adicto al alcohol y, con todo el daño que me ocasionó era muy difícil que alguien me ofreciera ayuda porque la gente suele recriminarte, cuestionarte y burlarse. Te dicen ‘si todos podemos controlarnos ¿por qué tú no’?”, testifica Julio González, historiador y experto en adicciones con maestría en drogodependencias.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la adicción es una enfermedad física y psicoemocional que genera una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Se caracteriza por un conjunto de signos y síntomas, en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.

González le llama “la enfermedad del miedo, miedo de la familia que no sabe cómo ayudarte y del adicto al infierno que está viviendo”.

No se limita a edad, estatus social, sexo, raza o creencias, la adicción es un cáncer que asecha a la sociedad. “Es una batalla. Eres tú o el cigarrillo, los juegos de azar, el sexo, el alcohol, la marihuana, la cocaína, la pornografía, los estupefacientes e incluso los juegos on line, la nueva adicción que está arrastrando a miles de muchachos”, manifiesta González. En este sentido, en 2018, la OMS añadió el trastorno del videojuego a la sección relativa a trastornos de adicción y el 11 de febrero de 2022 reconoció la adicción a los videojuegos como un desorden mental.

¿Qué es ser adicto?

Las adicciones van más allá de las sustancias como el alcohol o alucinógenos. También existe la adicción comportamental, que involucra una pérdida del control de una conducta y produce dependencia similar a las adicciones con sustancias.

“Según la Organización Mundial de la Salud la adicción es una enfermedad física y psicoemocional que genera una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación.”

Dos, tres… seis horas de juego, varias copas o tragos los fines de semana, solo una dosis más de esa sensación ¿Cuándo es adicta una persona? “Depende mucho de la secuencia de ese estímulo, del acercamiento con el estímulo. Lo llamamos estímulo porque puede ser una adicción a los videojuegos, a sustancias como drogas, alcohol, fármacos… La adicción tiene que ver con la frecuencia del consumo del estímulo y si este, en el área de la psicopatología, llega a afectar el funcionamiento del individuo en cualquiera de sus componentes de su vida”, manifiesta Ivette Schuverer, psicóloga clínica, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Panamá.

‘Panamá ocupa el primer lugar en el consumo de cocaína y alcohol en América Central y el Caribe’

Por ejemplo, los chicos que usan los videojuegos, si su contexto escolar se afecta, puede existir una adicción. De igual manera, en una persona adulta es una señal de alerta si por el estímulo se ve afectado su componente laboral, explica Schuverer.

La OMS establece que para poder hablar de dependencia física y psicológica las personas presentan tres o más de los siguientes criterios en un período de doce meses: fuerte deseo o necesidad de consumir la sustancia, dificultades para controlar dicho consumo, síndrome de abstinencia al interrumpir o reducir el consumo, abandono progresivo de intereses ajenos al consumo de la sustancia y persistencia en el uso de la sustancia a pesar de percibir de forma clara sus efectos perjudiciales.

Para González, quien fue dependiente del alcohol, la adicción llega cuando la sustancia, actividad o relación “aniquila las aldeas del cerebro que tiene que ver con el control”.

“De repente quise parar una noche y no pude. Entonces descubres que te pones mal si no tomas. El cuerpo te dice: ‘si no me das la sustancia a la cual me has acostumbrado entonces no funciono’. Empieza la irritación, sudoración, los cambios de humor, apatía, desidia, te aíslas, insultas y cuando vuelves a tomar sin darte cuenta te calmas”, asegura. En pocas palabras, el placer se convierte en dolor, pues lo que comienza como algo placentero se convierte en situaciones complejas. Es un romance con la muerte. “Te coquetea, te la invitan, te la ofrecen, te aplauden, te lo celebran y el día que estás atrapado la propia sociedad y familia te dan la espalda. El adicto llega al nivel de vergüenza y de culpa, yo no pedía ayuda porque se iban a burlar y reír de mí”, dice González. “Le vi la cara a la muerte”, continúa el experto en adicciones, “pues en la mañana me decía el portero ‘chocó la reja del edificio’ o la policía me paraba”.

Pandemia y adicciones

La pandemia ha sido un factor de incremento en adicciones en diversos ámbitos y los videojuegos no se quedan atrás, apuntan los expertos.

“Aquellas conductas más propensas a adicciones pudieron hacerse más visible o empeorar en pandemia. Vimos cómo los niños y adolescentes tenían que estar en una situación de encierro en cuarentena y lamentablemente aquellos que ya venían presentando alguna conducta más adictiva en este tema de los videojuegos, se pudo observar cómo empeoró”, dice la psicóloga Schuverer.

No solo en el tema de los videojuegos hay malas noticias. La Organización Panamericana de la Salud, señala que en América Latina y el Caribe se registró una mayor frecuencia de consumo excesivo episódico de alcohol durante la pandemia. “Los síntomas de ansiedad se relacionaron con una mayor frecuencia de consumo excesivo de alcohol”.

González, experto en adicciones, asegura que “el consumo de alcohol en Estados Unidos subió un 30% en confinamiento. Se disparó la adicción a los juegos, a comprar, a la comida chatarra. Quedó demostrado que ante la soledad y el confinamiento, el ser humano, al no saber estar consigo mismo, disfrutar y tener otras áreas de la vida con qué enriquecerse, puede darle paso a adicciones o futuras adicciones si no se aborda el tema adecuadamente”.

¿Cómo y cuándo comienza?

El camino hacia la adicción “inicia con una luna de miel”, dice González. “No se puede negar la verdad”, agrega el especialista, “al inicio es placentero”. “En cuanto al alcohol, es una herramienta, por ejemplo, para socializar. Muchas otras sustancias están vinculadas al ocio y a la diversión, allí está el engaño”, apunta. Explica que en el mundo de la adicción juega un rol relevante la publicidad que se le da a estas sustancias. “La adicción es el negocio que mueve la humanidad”, advierte. “Las imágenes que se utilizan para vender las drogas legales se ve como algo muy atractivo, las asocias a la discoteca, a bailar, a divertirte, confundes el placer con el consumo hasta que, sin saber, empiezas a pasar una línea en la que aún mantienes la tolerancia y fortalece para controlarte”, dice. Recuerda que en su caso, durante esta “luna de miel” “sentía placer, me calmaba la ansiedad, me hacía ser más divertido, extrovertido, pero, mi cerebro empezó a desarrollar una dependencia sin darme cuenta”.

De dos tragos pasó a más de tres. Ya no era solo en las fiestas o fines de semana, sino un día sí y el otro no, luego fue un día sí y el otro también. “La adicción nace en el cerebro, se gesta en la familia, se alimenta con el silencio y se cura con terapia”, asegura González.

En el campo de la psicología y atendiendo adicciones en niños y adolescentes, Schuverer enfatiza que no son pocos los casos de padres que ha escuchado decir: “no me di cuenta cómo empezó todo esto”. “Tenemos casos graves, como el del niño de ocho años del área oeste del país, que se suicida porque los padres le quitaron el celular por estar jugando constantemente a los videojuegos. Allí había una adicción a los videojuegos”, afirma la profesional. Detalla que lamentablemente los niños y adolescentes cuando entran en este tipo de estímulo van cambiando los procesos a nivel neurológico. “El cerebro ya se encuentra en una situación de sobre satisfacción, el tiempo que se ejecuta en las estructuras cerebrales es un tiempo diferente al real, que exige que todo sea más rápido”, asevera. “Está comprobado científicamente”, manifiesta Schuverer, “que el mundo de los videojuegos causa cambios en el funcionamiento de las estructuras del cerebro”. El cerebro es maleable, fácil de modificar y más si eres niño o adolescentes. Bajo un estímulo, empieza a notar que en ese mundo todo es satisfacción inmediata. Llega el momento que ese cerebro pide estar en ese mundo, que se satisfagan sus impulsos y deseos de manera rápida y ya la persona pierde el control. El proceso es similar para todas las adicciones, explica la psicóloga.

El Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia, Costa Rica, reseña en su portal web, cuatro fases de la adicción. “Experimentación: es el caso donde la persona, guiada por la curiosidad, se anima a probar una droga, pudiendo posteriormente continuar el consumo o interrumpirlo. Uso: el compromiso con la droga es bajo. Se consume los fines de semana y en oportunidades casuales. No existe deterioro laboral, social o familiar. No presenta episodios de intoxicación. El consumidor solo busca un cambio de sensaciones. Sin embargo, con el paso del tiempo y el consumo frecuente, las sustancias pueden generar dependencia física o psíquica progresivamente y es fácil caer en el abuso”. La tercera fase es el “abuso: el uso se hace regular durante casi todas las semanas y hay episodios de intoxicación. Ejemplo: en alcohol una intoxicación es cuando ya se presenta una resaca, lagunas mentales. La droga va dirigiendo progresivamente la vida, se presenta deterioro académico, laboral, social y familiar. El estado de ánimo es cambiante”. La última fase es la adicción. En esta etapa, el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia detalla que la “relación de amigos y familiar se rompe. Surgen dificultades académicas y laborales. La búsqueda de la droga se realiza de forma compulsiva. Es difícil la abstinencia. Hay compromiso orgánico. Hay conductas de riesgo como: promiscuidad sexual, utilización de drogas intravenosas o combinación de varias drogas, el estado de ánimo depende de la etapa consumidor/abstinencia, accidentes automovilístico”.

Al llegar al punto de la adicción González no se reconocía. “Sentía mucha tristeza. No tenía una información científica que me dijera tranquilo, estás enfermo, pero te puedes recuperar pensaba que era débil, que no tenía valor”, indica.”… y muchas veces, como le pasa a muchos de mis pacientes y a adictos en todo el planeta, me decía: ‘si esta noche sigo tomando de repente no me despierto mañana y se acaba esta pesadilla. Descanso y descasa mi familia”, añade González.

Y es que con base en su experiencia, tras 20 años de alcoholismo, 20 más sin probar una copa de alcohol y como fundador de un centro para la rehabilitación de adictos en Venezuela, González asegura que más que perder dinero, casa, familia o auto, el adicto pierde la dignidad.

Prevención y recuperación

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito asevera que “el consumo de drogas y la drogodependencia constituyen un problema de salud pública cuyos efectos sobre el desarrollo y la seguridad son graves. Se calcula que unos 205 millones de personas consumen drogas ilícitas en el mundo, de las que unos 25 millones están aquejadas de dependencia”.

La prevención es pieza clave para combatir esta problemática. “Lo fundamental es que los padres sean responsables. Decir ‘a mi hijo o familia no le pasará eso’, es un grave error. Lo principal es comenzar con la educación de nuestros niños, pues los delincuentes y adicciones también están tratando de llegar a ellos”, dice Elmer Caballero, subcomisionado jefe de la Zona Policial de San Francisco. A sus palabras se suma las de la psicóloga al considerar que la familia debe fortalecer sus lazos para no dejar entrar adicciones.

“La familia panameña debe empezar a comer más junta. Tener, aunque sean cortos, momentos de calidad sin celular es de importancia, los padres o cuidadores deben poner esas pausas en el círculo familiar para compartir entre ellos”.

La adicción como bien lo ratifica la OMS es una enfermedad crónica del cerebro, “es decir para toda la vida, que no tiene cura, pero sí es tratable”, manifiesta González.

González, uno de los mayores expertos en adicciones y drogodependencia de las Américas, es el autor del libro “Alcohol o yo, la gran victoria de mi vida”, que se presentó el pasado 15 de febrero en Miami.

“Cada día, mueren seis alcohólicos por miedo a pedir ayuda. El estigma los aísla de la posibilidad de salvar sus vidas. Por ello, este es un libro que demuestra que la adicción es la enfermedad del miedo, que impide al adicto buscar ayuda. A través de estas páginas, quiero mostrar el camino para la recuperación de la dignidad y el derecho a ser libres”, afirma su autor.

El periodo de pre-matriculación, gratuita y obligatoria, para la próxima edición del MÁSTER DE FORMACIÓN PERMANENTE EN PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LAS CONDUCTAS ADICTIVAS comienza en abril.

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