ADICCIONES: ISLANDIA, UN ESPEJO DONDE MIRARSE
Entre las decisiones que se tomaron pueden mencionarse haber declarado ilegal la venta de tabaco a menores de 18 y de alcohol a menores de 20, prohibiéndose la publicidad de estas sustancias. Los cigarrillos no sólo no están a la vista del comprador, sino que figuran entre los más caros de Europa. Y como en la mayoría de los países nórdicos, el alcohol se vende en tiendas estatales, gravado con un 80% de impuestos. También, y aunque resulte controversial, se prohibió que los chicos de 13 a 16 años estén afuera después de las 10 de la noche en invierno y después de la medianoche en verano, cuando anochece más tarde.
No menos importante fue el incremento de fondos estatales para las actividades extraescolares, como los deportes organizados, la música, el arte y la danza, con el fin de que los jóvenes tuvieran alternativas para «sentirse bien» distintas de las drogas y el alcohol. En la capital islandesa cada familia dispone de una subvención anual de aproximadamente 320 dólares por hijo para que pueda llevar a cabo actividades extraescolares.
Sin duda, uno los pilares del programa ha sido el desarrollo de un plan para fortalecer los vínculos entre los padres y la escuela con el fin de que los adultos estuvieran más involucrados y pasaran más tiempo con sus hijos. Ahora, los jóvenes pasan más tiempo en familia y tienen mejores resultados académicos. Cuando hay padres presentes involucrados, que promueven el diálogo con sus hijos y establecen límites claros, las condiciones están dadas para que la tentación a las adicciones quede lejos. Resulta fundamental enfocarse en la comunicación familiar para lograr una eficaz prevención.
Se podrá argumentar que Islandia es un país con una población sustancialmente menor que la Argentina y en consecuencia allí es mucho más fácil controlar el cumplimiento de las medidas. Sin embargo, el ejemplo de Islandia podría comenzar aplicándose en pequeñas ciudades que sufren, como las grandes, los mismos problemas de adicciones en la juventud. Los resultados positivos que en ellas se obtengan potenciarán la necesidad de implantarlas en lugares más poblados. Para ello será necesario que las partes involucradas, autoridades, padres y establecimientos educativos asuman el compromiso y la responsabilidad que la hora demanda.
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