Cannabis: la ruleta rusa de los trastornos mentales

Fuente: lamenteesmaravillosa.com

El cannabis no solo es la droga ilegal más consumida, sino que también es una de las drogas a las que más mitos rodean sobre sus efectos en la mente y el cuerpo. El Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías indica que la edad media de consumo está comprendida entre los 14 y 15 años.

Las últimas investigaciones científicamente contrastadas han demostrado que su consumo habitual provoca cambios estructurales en el tejido cerebral. Produce, entre otros aspectos, importantes alteraciones que conducen al deterioro de la memoria, atención, percepción, coordinación y concentración.

Dichos cambios cerebrales se traducen en un empeoramiento del rendimiento personal, social y laboral, con afectaciones emocionales y físicas. Muchas personas consumen la sustancia porque les facilita relajarse, evadirse, sociabilizar, experimentar o divertirse. La otra cara de la moneda es que esta sustancia puede ser la puerta de entrada a importantes alteraciones mentales como la psicosis o la ansiedad.

“La marihuana causa amnesia… y otras cosas que no recuerdo”. -Woody Allen-

¿Medicina o droga?

El cannabis sativa es una planta que contiene más de 400 componentes químicos, de los cuales se conocen al menos 60 cannabinoides. Los tres cannabionides más importantes son el THC, CBD Y CBN. El delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) es el psicoactivo principal del cannabis, se encuentra en los brotes florecidos, y en menos cantidad, en las hojas.

Actualmente, con las técnicas de cultivo y la selección genética, se han obtenido plantas con mayor concentración de THC, pasando de un 2-5% hasta un 20%.

Los efectos psicoactivos comienzan pocos minutos después de haber fumado y duran 1-2 horas, aunque el THC permanece largo tiempo en el organismo (pudiendo detectarse incluso un mes después en consumidores crónicos).

Algunos efectos secundarios son la disminución de la memoria a corto plazo, sequedad en la boca, rojez en los ojos, alteración en la percepción, alteración en la capacidad motriz o aumento del apetito, entre otros. Una persona que consume cannabis puede desarrollar adicción y, como consecuencia, experimentar diferentes estados mentales y físicos.

Intoxicación

Los efectos agudos del cannabis son muy variables y dependen de la dosis, del contenido de THC, de la proporción THC/CBD, de la forma de administración, así como de la personalidad, de las expectativas del sujeto y del contexto en que consume.

El consumo de cannabis generalmente tiene dos caras. Puede producirse una fase inicial de estimulación – con euforia o bienestar- y posteriormente una fase donde predomina la sedación -con relajación y somnolencia-. En algunos sujetos, especialmente en consumidores esporádicos o tras dosis elevadas, puede aparecer ansiedad, disforia, síntomas paranoides y/o pánico.

Dependencia

Se caracteriza por un deseo intenso de consumir, una pérdida de control sobre dicho consumo (por ejemplo, intentar consumir menos y no ser capaz), necesitar la sustancia para realizar alguna actividad (por ejemplo, dormir) o llevar a cabo un despliegue de conductas destinadas a obtener la sustancia y consumirla. La persona comienza a sentirse ansiosa si no fuma, con cambios del estado de ánimo y el sueño. Si alguno de estos elementos está presente nos encontramos frente a la adicción.

Abstinencia

Cuando el consumo ha sido intenso y/o prolongado, especialmente en consumidores regulares, la sintomatología que aparece ante el cese de consumo implica: irritabilidad, rabia o agresividad; nerviosismo o ansiedad; dificultades para dormir; pérdida de apetito o peso; intranquilidad; ánimo deprimido; dolor abdominal, espasmos, temblores, sudoración, fiebre, escalofríos o cefalea. Esta sintomatología se describe en más del 50% de los consumidores intensos y en el 15% de los consumidores regulares.

La lotería de la vulnerabilidad genética

Es habitual pensar que las consecuencias mencionadas son casos aislados, “Esto no me va a ocurrir, a mí me sienta bien“, pero en el consumo de drogas la vulnerabilidad genética juega un papel muy importante. Hay personas que tienen un mayor riesgo de desarrollar adicciones y enfermedades mentales debido a su carga genética.

Algunas personas son más propensas a padecer ciertos trastornos mentales debido a sus sistemas nerviosos y neuronales, componentes genéticos, experiencias vitales y tipos de personalidad. Así mismo, existen trastornos psicóticos que pueden permanecer “dormidos” y detonarse con el consumo de drogas.

Nadie nos asegura cómo va a ser nuestra reacción ante la próxima calada de marihuana. Consumir drogas es decisión de cada uno y asumir sus consecuencias también. Podemos ponernos una venda en los ojos pero la realidad que se contrasta cada día es que el consumo de drogas altera nuestros estados mentales, emocionales y físicos.

“Sencillamente me convencí de que por algún misterioso motivo yo era invulnerable y no me engancharía. Pero la adicción no negocia y poco a poco se fue extendiendo dentro de mí como la niebla”. -Eric Clapton-

Malos viajes

Es frecuente encontrar páginas de internet, artículos y asociaciones que defienden el consumo de cannabis por sus “funciones terapéuticas” o sus “efectos beneficiosos para la salud”. Entre estos efectos se nombra su efectividad para aliviar el dolor y su capacidad relajante.

Existen muchos movimientos sociales a favor de la normalización y legalización de la sustancia. Pero se debe tener en cuenta que el consumo de la planta en cualquiera de sus formas no es deseable. Los supuestos efectos positivos, en comparación con sus consecuencias patológicas, no justifican su consumo.

El hecho de que la planta posea un principio activo con posibles resultados beneficiosos, y que la investigación clínica y farmacológica lo observe como una opción terapéutica en algunos pacientes -aislando dicho principio activo y controlando su dosis y concentración-, no quiere decir que el consumo de cannabis sea beneficioso por sí mismo.

Los efectos de una intoxicación patológica, o lo que se conoce como “malos viajes”, puede llevar a experimentar síntomas de ansiedad, despersonalización o desrealización, intenso pánico, sensación de muerte, síntomas paranoides, alteraciones motoras, sensación de parálisis, o alteraciones sensoperceptivas como ilusiones o alucinaciones visuales transitorias.

Algunas de las manifestaciones clínicas asociadas al consumo del cannabis son las siguientes:

  • Ansiedad: es frecuente la aparición de sintomatología ansiosa y/o trastornos de pánico tras el consumo mantenido
  • Depresión: se incrementa el riesgo de desarrollar trastornos depresivos e intentos de suicidio
  • Trastorno bipolar: puede favorecer la aparición de síntomas psicóticos, inducir fases maníacas y aumentar el número de recaídas
  • Síndrome amotivacional: pérdida de energía, desgana, apatía y déficits cognitivos
  • Deterioro cognitivo: enlentecimiento y pérdida de capacidades de: reacción, percepción, memoria, resolución de problemas, concentración, atención, etc.
  • Psicosis: hay estudios que demuestran que consumir marihuana multiplica por dos la posibilidad de sufrir un brote psicótico. Pueden producirse trastornos psicóticos de corta duración, pero también pueden desarrollarse psicosis prolongadas y crónicas. Se ha observado que el consumo de cannabis es muy prevalente en los sujetos con trastornos mentales graves como la esquizofrenia.
  • Flashback por cannabis: revivir experiencias presentadas durante la intoxicación sin haber consumido.
  • Delirium: es una reacción transitoria que se caracteriza por delirios, temblores, agitación, miedo, sueño profundo, alucinaciones, etc. es poco frecuente pero está relacionado con el consumo de dosis altas.
  • Efectos sobre el sueño: el THC induce sueño y altera el patrón sueño-vigilia.
  • Efectos sobre la conducta alimentaria: en consumos esporádicos el apetito aumenta, pero en consumos continuados puede producirse una disminución del mismo. Además, el consumo de cannabis favorece el acumulo de grasas.

Lo que nos espera tras el consumo de drogas no lo sabemos ninguno, los trastornos mentales se presentan sin avisar, y hay viajes en los que no existe billete de vuelta. Las drogas son la mayor cadena de destrucción. Empieza cuando no te valoras a ti mismo, termina cuando te llevas a todos los que te quieren contigo, al abismo.

“Toda adicción surge de una negativa inconsciente a enfrentar el dolor y salir de él“.

-Eckhart Tolle-

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