Diseñan modelo de vida»libre de drogas» para las reclusas
Fuente: Jhoana Rodríguez. www.eluniversal.com
Los Teques .- Un Nuevo Rumbo. Ese es el nombre de la serie de talleres que están desarrollándose desde hace un mes en el Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), donde 45 % de las 654 reclusas están pagando condena por delitos vinculados a la comercialización de drogas.
La iniciativa es adelantada por la Oficina Nacional Antidrogas (ONA) Guaicaipuro, que diseñó actividades teóricas prácticas que buscan que las mujeres entiendan que pese a estar presas pueden reacomodar sus hábitos para reinsertarse exitosamente a la sociedad una vez cumplida la pena.
«La primera vez que llegamos había mucha resistencia por parte de las presas; pensaban que ya era demasiado tarde para recibir consejos para evitar su consumo y distribución, pero la idea es brindarles las herramientas para que cuando estén libres se mantengan limpias y no reincidan en el negocio ilícito», explicó la comisionada Iskia Hidalgo, encargada de la oficina antidrogas municipal.
Detalló que la actividad se enmarca en el nuevo paradigma de atención a la población penitenciaria. «Durante un mes las visitamos los martes, miércoles y jueves de 9:00 am a 2:00 pm. Ahora nos queda pendiente hacer otra tanda de talleres pero dirigido a las custodias, así como personal directivo y administrativo, quienes son claves en la promoción de nuevos modelos de vida».
«Vincularse al negocio de las drogas es una decisión propia y salir de éste depende también de la voluntad de la persona. A través de las charlas las motivamos para que entiendan que no se trata de un cliché y que hay otras maneras de ganarse la vida una vez que retomen la libertad. Además promovemos la formación en artes y oficios», indicó. Tras cuatro semanas, notaron cómo se integró toda la comunidad penitenciaria.
«Con tan solo una persona que hayamos convencido de que vale la pena modificar el rumbo para no retornar a la prisión, ya es un gran logro», dijo Hidalgo. La actividad es aplaudida por familiares de las reclusas, quienes señalaron que en la medida que aumente la atención en esta población, ellas encontrarán un motivo para no darse por vencidas y empezar de nuevo una vez retornen a las calles. Natalia Quintero, quien es madrina de una de las reclusas relató que «ella sirvió de mula. Las tres primeras veces le salió bien y efectivamente ganó platica, pero cuando ya se creía invencible la capturaron en el aeropuerto”, relató.
«Tras dos años visitándola cada quince días, es la primera vez que la veo animada. Estando encerrada se mantenía desmotivada, pero después de la actividad de la ONA Guaicaipuro veo que está haciendo planes productivos para su vida futura (…) Está colaborando en la fábrica de jabones para aprender a hacerlos y así vivir de su elaboración una vez que vuelva a casa.»
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