El ejercicio y apoyo, claves para dejar de fumar cuando no estás mentalizado
Fuente: infosalus.com.
La promoción de la actividad física y otros apoyos conductuales pueden ayudar a dejar de fumar a corto plazo a las personas que desean reducir su consumo de tabaco. Sin embargo, al cabo de nueve meses, la actividad física no aporta beneficios apreciables, en comparación con la ausencia de apoyo adicional, en las tasas de personas que dejan de fumar, según las conclusiones de un importante estudio nacional.
El estudio, dirigido por la Universidad de Plymouth (Reino Unido) y publicado en la revista ‘Addiction’, se llevó a cabo en cuatro ciudades, Plymouth, Nottingham, Oxford y Londres, antes de la pandemia de COVID-19.
Su objetivo era proporcionar una respuesta definitiva sobre si los futuros servicios del NHS, el Servicio Nacional de Salud en Inglaterra, deberían adaptarse para proporcionar apoyo adicional a los fumadores que no están preparados para dejar de fumar pero que desean reducir su consumo, con la esperanza de aumentar la abstinencia sostenida del tabaco y los beneficios para la salud asociados.
El estudio también pretendía analizar las sugerencias anteriores de que el apoyo conductual a estos fumadores puede conducir a una reducción del consumo de tabaco y a más intentos de dejar de fumar.
Para responder a estas preguntas, se ofreció a la mitad de los 915 fumadores incluidos en el estudio hasta ocho sesiones semanales de apoyo motivacional, presenciales o telefónicas, para reducir el consumo de tabaco y aumentar la actividad física moderada o intensa.
Se trataba de un enfoque que ya había mostrado signos alentadores en un estudio piloto realizado en Plymouth, y se contrastó con la otra mitad de los participantes, a los que se ofreció el asesoramiento habitual del NHS para dejar de fumar.
El estudio demostró que el apoyo motivacional tuvo algunos beneficios a corto plazo: el 19% de los que recibieron el apoyo adicional afirmaron haber reducido al menos a la mitad el número de cigarrillos fumados a los tres meses; el 14% seguía habiendo reducido a la mitad su consumo de tabaco a los nueve meses. En cambio, alrededor del 10% de los que recibieron el asesoramiento estándar declararon haber reducido a la mitad su consumo de cigarrillos en ambas etapas.
Sin embargo, sólo el 2% de los que recibieron el apoyo adicional se habían abstenido de fumar entre los tres y los nueve meses. Menos del 1% de los que recibieron el asesoramiento estándar consiguieron abstenerse de fumar durante esos seis meses.
Además, aunque a los tres meses las personas que recibieron el apoyo adicional realizaban 81 minutos más de actividad física a la semana que las que no lo recibieron, los investigadores no encontraron pruebas de diferencias sostenidas en la actividad física a los nueve meses.
Dado que el apoyo adicional costó a los servicios sanitarios alrededor de 240 libras esterlinas por persona (unos 270 euros), los autores del estudio afirman que sus conclusiones muestran que el enfoque no es eficaz para dejar de fumar a largo plazo ni rentable.
Adrian Taylor, catedrático de Investigación de Servicios Sanitarios de la Facultad de Medicina Peninsular de la Universidad de Plymouth y autor principal del estudio, señala que, «en general, los fumadores de nuestro estudio se mostraron entusiasmados con el apoyo que recibieron para ayudarles a reducir su consumo de tabaco y aumentar la actividad física, lo que evitó presionarles para que dejaran de fumar».
«Sin embargo –añade–, no fueron capaces de mantener el aumento de la actividad física y la reducción del consumo de tabaco no hizo que más fumadores lo dejaran por completo, que es lo mejor para la salud de una persona. Ayudar a los fumadores a pasar de querer reducir a dejar de fumar por completo es mucho más difícil de lo que habían sugerido otros estudios menos rigurosos».
Indica que «esta es una demostración más de la magnitud del reto al que se enfrenta la sociedad si queremos alcanzar el objetivo declarado por el Gobierno del Reino Unido de estar libres de humo para 2030. Sin embargo, es potencialmente sólo a través de decisiones políticas nacionales difíciles adicionales, tales como impuestos aún más altos sobre el tabaco, la promoción subvencionada de vaping, y el aumento de la edad legal de compra de tabaco, en línea con otros países como Nueva Zelanda, que se reducirán los enormes costos del tabaquismo para nuestros Servicios del NHS».
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