Emergencia nacional: buscan combatir las adicciones desde la guardería
Decreto del Gobierno sobre el consumo de drogas. Es después de que el Papa alertara sobre el problema. La escuela será un objetivo de prevención clave. También planean cuadruplicar los centros de asistencia del país.
Fuente: Gisele Sousa Días. www.clarin.com
Hace 20 días, el Papa Francisco dijo que tres décadas atrás “Argentina era un país de tránsito y ahora es un país de consumo”. Y pidió combatir el tráfico de drogas con prevención y rehabilitación “de sus víctimas”. De eso se trata el decreto que ayer publicó el Gobierno nacional. Se declaró la “Emergencia Nacional en materia de adicciones”, lo que en la práctica prevé dos patas fuertes: multiplicar por cuatro la cantidad de centros de atención y comenzar a prevenir desde las aulas, específicamente desde el jardín de infantes.
“Como contrapartida al avance del narcotráfico que se evidencia en las últimas décadas en nuestro país, se ha incrementado el consumo de drogas, lo que impacta en la salud de la ciudadanía”, dice el decreto, publicado en el Boletín Oficial. La “Emergencia Nacional”, que terminará en 2018, contempla que el año que viene, cuando empiecen las clases, los docentes puedan tener herramientas para poder actuar en prevención.
“Lo que hicimos entre el Sedronar y el Ministerio de Educación son manuales para que los docentes y los alumnos trabajen el tema en el aula. En el jardín la prevención es inespecífica porque a un chico de 4 años aún no se le puede hablar, por ejemplo, de sustancias psicoactivas. Entonces se usarán juegos y cuentos para incorporar en ellos conductas saludables y fomentar el pensamiento crítico”, dijo a Clarín Roberto Moro, titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar).
En la primaria, dijo, “no se trabajará poniendo el foco en la sustancia sino en la percepción de riesgo”. La edad en la que se busca intervenir no es un dato menor. Según el Observatorio Argentino de drogas, el inicio en el consumo de sustancias, tanto legales como ilegales, se registra entre los 13 y los 14 años. “Todo lo que se haga es útil, aunque siempre va a ser poco por los años de atraso que llevamos”, opina Mónica Nápoli, médica toxicóloga del departamento de emergencias del Hospital Santojanni. “Es importante preparar a los docentes para que conozcan bien el tema y pierdan el miedo para poder actuar en las aulas. Un docente puede tener un chico que no presta atención y se queda dormido en clase y, si no sabe del tema, puede adjudicarlo a que es normal porque es adolescente. Muchas veces los docentes no quieren indagar porque no tienen las herramientas para orientarlos y, como no están capacitados, no saben si hablar de una adicción en un menor puede causarle al chico un problema legal”.
La Sedronar tiene asignado un presupuesto de 705 millones de pesos para el año que viene. Es un 40% más que el adjudicado para 2016. “Pero la declaración de Emergencia autoriza a aumentar ese presupuesto de ser necesario”, dice Moro. Hoy hay sólo seis centros de día estatales en el país (lugares en los que los pacientes pueden hacer terapias individuales, grupales y talleres, sin quedar internados); el resto son privados o pertenecen a ONGs. El plan, a partir de la emergencia, es que haya uno en cada provincia. “La falta de lugares para atender adicciones era una demanda concreta de la sociedad. No sólo hay pocos centros de día sino que la mayoría está en las grandes ciudades y deja afuera a la gente del interior”, dice Moro.
Desde su experiencia concreta con pacientes, Nápoli opina: “Es cierto que hay tan pocos lugares de atención que a veces hay que mandar a los pacientes tan lejos que no llegan o directamente no van. Cada vez que eso pasa es una oportunidad de recuperación perdida”. Lo que quieren es armar una red asistencial. Un primer nivel, de atención primaria, donde se detecte la adicción. Un segundo nivel, que es la atención de ese paciente en un centro de día. Y un tercero, en caso de necesitarlo, que es la internación. El resto será capacitar a los equipos técnicos de los municipios (por ejemplo, a los trabajadores sociales que están en contacto directo con la gente) para que sepan detectar a alguien que necesita tratamiento y derivarlo a la red. El desafío es enorme y traza un paralelo con la prevención de los femicidios: ahí, uno de los grandes problemas es que se alienta a denunciar pero la red no está preparada para contener a la mujer en ese momento de riesgo extremo y en esa oportunidad de salir del círculo de violencia. Acá pasa lo mismo: se puede enseñar a detectar a alguien con una adicción, pero si la red para hacer luego un tratamiento no está aceitada, será otra oportunidad perdida.
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