Informe Mundial sobre las Drogas 2016 (XII): Salud
Las tres cuartas partes de la población mundial todavía tienen escaso o nulo acceso a los medicamentos que contienen estupefacientes y no reciben en grado suficiente tratamiento para el dolor moderado a agudo.
El estudio sobre la carga mundial de morbilidad (Global
Burden of Disease Study) indica que las muertes prematuras
o las discapacidades causadas en su conjunto por los opioides,
la cocaína, las anfetaminas y el cannabis supusieron en 2013
la pérdida de casi 12 millones de años de vida, más de 8 millones
de los cuales se perdieron por trastornos relacionados
con el consumo de opioides. En cuanto a los efectos negativos
de las drogas en la salud, uno de los factores de riesgo es su
forma de administración. Los consumidores de drogas por
inyección, en particular, se exponen a un riesgo mayor de
sobredosis y contagio, incluso por virus de transmisión sanguínea
como el VIH y la hepatitis C, que quienes las fuman,
ingieren o inhalan. El consumo de drogas puede repercutir
en la salud de la sociedad en general, porque las personas que
se inyectan drogas pueden convertirse en un grupo a través
del cual se contagian enfermedades de transmisión sexual a
otros subgrupos y la población en general. Además, algunos
estudios corroboran la hipótesis de que el consumo de ciertos
estimulantes (por inyección o de otro modo) puede influir
incluso en la conducta sexual, lo que aumenta la probabilidad
de comportamientos de alto riesgo y de transmisión sexual;
esto causa preocupación especialmente en el caso de determinados
grupos de riesgo, como los hombres que tienen relaciones
sexuales con otros hombres.
Entre sus metas, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3
incluye expresamente la de “fortalecer la prevención y el
tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso
indebido de estupefacientes”. Las políticas en materia de
drogas basadas en datos científicos pueden, sí prevén medidas
de prevención y tratamiento, mitigar los efectos negativos
para la salud del consumo de drogas. Sin embargo, si no se
ajustan bien a los principios de los tratados de fiscalización
internacional de drogas, podrían dificultar el acceso a drogas
fiscalizadas para fines médicos y de investigación. Las tres
cuartas partes de la población mundial todavía tienen escaso
o nulo acceso a los medicamentos que contienen estupefacientes
y no reciben en grado suficiente tratamiento para el
dolor moderado a agudo. En la meta 3.b de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible se reconoce la importancia del acceso
a medicamentos esenciales, entre los cuales suelen figurar
drogas fiscalizadas como la morfina, la codeína, el diazepam
y el fenobarbital.
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