Informe Mundial sobre las Drogas 2016 (XV): Sostenibilidad del medio ambiente
El tráfico de drogas puede incidir directamente en la deforestación
El cultivo ilícito tiene lugar con frecuencia en zonas boscosas
y contribuye a la deforestación cuando conlleva la tala de
bosques. Además, muchas veces se da en lugares de
importancia decisiva para la biodiversidad en que viven
muchas especies de hábitat limitado y que, en algunos casos,
son zonas protegidas. Esas actividades tienden a realizarse
cerca de la frontera agrícola, que marca el límite entre los
bosques primarios y las zonas explotadas, y pueden conllevar
la roturación de bosques. Aunque las pruebas empíricas y un
análisis riguroso no corroboran la afirmación de que el cultivo
ilícito es el principal factor de la deforestación, las
investigaciones indican que la falta de desarrollo rural propicia
ese fenómeno. Además, los análisis han demostrado que el
tráfico de drogas puede incidir directamente en la
deforestación, debido a la construcción de infraestructura
como pistas de aterrizaje y caminos ilegales, así como
indirectamente mediante la privatización de tierras públicas
para crear “narcohaciendas”. Cuando las iniciativas de
erradicación obligan a trasladar los cultivos para la producción
de drogas, ello puede causar deforestación, porque los
agricultores reaccionan buscando zonas fuera del alcance de
las fuerzas del orden.
La eliminación de los productos químicos utilizados en la
fabricación ilícita de cocaína y opiáceos también puede
repercutir negativamente en el medio ambiente, al agravar la
contaminación y los riesgos sanitarios para las comunidades
rurales. En el caso de las drogas sintéticas, las consecuencias
para los centros urbanos no solo plantean riesgos para la salud,
sino que también afectan al entorno urbano e industrial.
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