Gestión de las emociones.  Facilitar que los adolescentes y jóvenes puedan identificar, manejar, expresar y “navegar” en el mundo de sus emociones agradables y desagradables. Saber identificarlas y regularlas adecuadamente. Toda la familia debe de aprender a expresar sus sentimientos y ser congruentes con el sentir y manera de actuar a través de estrategias adaptativas.  Tener lo que la psicóloga Patricia Ramírez llama un fondo de armario, un abanico de actividades que mejoran el bienestar emocional: meditación, ejercicio físico, relación social….  Y hoy, sin duda, las redes sociales provocan un gran surtido emociones. Internet provoca fundamentalmente emociones positivas en la adolescencia, pero también determinadas situaciones pueden producir un impacto emocional que incida negativamente en su autoestima, estado de ánimo y el bienestar. (UNICEF 2021).

REFLEXIÓN FINAL

Según se eduque a los hijos se estará influyendo para convertirse en personas autónomas y responsables, a desarrollar un estilo de vida saludable, y a adquirir recursos y estrategias para afrontar nuevos retos. Para ello, es preciso capacitar a la familia proporcionándole herramientas y recursos para la adquisición de habilidades en el ejercicio de su labor educativa y de acompañamiento, y es aconsejable, que participen en los programas preventivos como sujetos activos generando soluciones que den respuesta a sus necesidades. Sin embargo, en esta aventura preventiva, es imprescindible la implicación y la responsabilidad compartida de otros actores y agentes comunitarios.

No obstante, uno de los retos a los que se enfrenta el campo de la prevención familiar es comprometer a los padres en dichas intervenciones.  (Secades et al. 2011). Algunas estrategias de captación y retención que propone este autor son: invitaciones personales, uso de incentivos, recordatorios, colaboración de otros padres, difusión de material a través agentes comunitarios, utilización de mensajes positivos, organizar sesiones informativas con profesionales de diferentes equipamientos para que deriven familias y especialmente que los centros escolares se impliquen activamente en este tipo de intervenciones.

Es, por tanto, preciso y necesario sensibilizar a padres y madres de su rol activo en la educación digital de hijos e hijas, con el fin último de garantizar un uso responsable y crítico de las pantallas. Estaremos entonces en el camino correcto para lograr algo tan fundamental que apuntaba la doctora en comunicación Charo Sábada en una de sus intervenciones.

“¿Se puede conciliar tecnología y educación? Sí… y tenemos que hacer posible que tecnología y educación se concilien porque es nuestra responsabilidad y de ello depende la felicidad de nuestros hijos.”

BIBLIOGRAFIA

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