«La adicción a las compras está aceptada, pero te ‘coloca’ igual»
Fuente: elmundo.es. MAR MUÑIZ.
Maira Kelle se reconoce adicta. Ha pasado por el alcohol, las drogas, ha tenido trastornos de la conducta alimentaria, problemas con las compras… Desde hace dos años ha empezado a ver la luz.
Maira Kelle tiene 39 años, pero una vida muy larga detrás. La mitad se desarrolló en Brasil, donde nació, y la otra mitad, en España. Desde hace un par de años está empezando a ver la luz, después de ponerle nombre, por fin, a lo que le pasa: «Uno nace con la enfermedad de la adicción, algo que puedes controlar pero que no tiene cura«, dice. Ha sido adicta al alcohol, a las drogas, a los chicos, a las compras, ha tenido problemas con la comida… Una lista muy larga para una vida tan corta.
El último de sus problemas, las compras compulsivas, no es un trastorno considerado como tal en la psiquiatría, aunque muchos especialistas la incluyen dentro de las adicciones sin sustancia. Esta alteración de los hábitos y del control de los impulsos se caracteriza por la pérdida de control sobre la compra y la adquisición de artículos innecesarios o no deseados, que causa endeudamiento, angustia, etc.
Los primeros psiquiatras que pusieron ‘apellidos’ a estas conductas fueron Kraepelin y Bleuler, que las incluyeron en sus libros de texto con el nombre de oniomanía.
EL PELIGRO DE LAS COMPRAS ‘ONLINE’
La falta de estudios de esta adicción en España impulsó a finales del año pasado una Proposición No de Ley (PNL) en la Comisión Mixta sobre Adicciones del Congreso de los Diputados a propuesta del Psoe. En ella, pedían llevar a cabo un informe nacional sobre la incidencia de las compras compulsivas a nivel nacional, para contrastarlo con datos de estudios estadounidenses en virtud de los cuales afecta a entre el 2% y el 8% de la población. También precisaron que investigaciones realizadas en Vizcaya y en Galicia establecían una incidencia en el 5% de las personas consumidoras.
En esa misma PNL, el Grupo Parlamentario Socialista hacía hincapié en que el auge de la compra online acrecienta el riesgo de padecer este trastorno, en tanto que internet desinhibe y propicia la pérdida de control más que una compra presencial. El hecho, además, de que no haya pago con dinero físico, disminuye la percepción de las consecuencias negativas de esas compras sin control.
GASTAR MÁS DE LO QUE TIENES
Maira sostiene que siempre fue una niña rebelde y agresiva, que pagaba con los demás lo que no le gustaba de sí misma. Pero tardó mucho tiempo en saber qué era exactamente lo que estaba fallando.
«Cualquier adicción te ayuda a evadirte y a crearte una falsa realidad en la que te encuentras bien. Pero siempre quieres más. Crees que controlas, pero no es verdad», explica. Sostiene que no todas las conductas tienen la misma consideración social y por ello, cambió las drogas por algo que está bien visto y que todos hacemos a cara descubierta: comprar. Daba lo mismo qué y daba lo mismo cuánto.
«He llegado a deber 10.000 euros, una deuda que todavía pago», reconoce. Maira explica que comprar compulsivamente la llevó a gastar más de lo que ingresaba en su trabajo como dependienta de una tienda de ropa. «Compraba prendas de la misma talla y del mismo color, olvidaba que las tenía y muchas veces abría el armario y ahí estaban, con la etiqueta. Otras veces, aunque tuviese muchas zapatillas de deporte, no podía evitar comprar el último modelo que saliese. Crees que es una necesidad«, cuenta.
En su entorno saltaron las alarmas y es ahí cuando entran la mentira y el engaño: «He llegado a robar, he escondido las bolsas de las tiendas para que nadie las viese, he pedido créditos rápidos… La adicción a las compras, como cualquier otra, te lleva al abismo», cuenta.
Hay un mecanismo para autojustificarse que permite blanquear las compras compulsivas. Maira no sólo compraba para ella, sino que regalaba cosas a los demás: «Una manera de reafirmarte es destacar en tu entorno a través de lo que compras para otros. Por ejemplo, regalaba electrodomésticos, móviles e incluso viajes. Todo eso también te ‘coloca’. Si participaba en un regalo colectivo, por ejemplo, luego yo compraba algo más a título individual. Así sentía que agradaba a los demás».
FUNDACIÓN HAY SALIDA
La madre de Maira la llevó de pequeña al psicólogo. Sabía que algo pasaba pero fue muy complicado saber qué. «Es fundamental dar con los profesionales adecuados para saber qué es lo que te sucede. Yo he tenido mucha suerte con la Fundación Hay Salida. Allí encontré mi sitio», dice.
Maira se refiere al alcohol, a las drogas, a la comida y a las compras como ‘medicamentos’. «Te pasan cosas, tienes sentimientos derivados de traumas infantiles y baja autoestima y te automedicas con esos comportamientos y sustancias que te hacen sentir bien. Si no es una cosa, es la otra, pero se usan para lo mismo», relata. A esta conclusión ha llegado después del autoconocimiento y de la terapia que le ha facilitado Hay Salida, una fundación sin ánimo de lucro.
Cuando Maira tocó fondo y tras estar también en un centro de adicciones, buscó una salida definitiva a sus problemas hace cinco años en una clínica privada que pudo pagar con ayuda. Cuando ese dinero también se acabó, recaló en la Fundación hace dos años. Allí encontró a terapeutas como Antón Durán y otra gente de la calle que ha pasado por lo mismo que ella. «Te sientes arropado y comprendí qué era lo que me pasaba. Aquí he renacido«, explica.
EVITAR LAS TIENDAS
Aunque insiste en que no hay cura para la adicción, Maira está recorriendo un camino hacia el equilibrio a través del autoconocimiento, la autorregulación y la autoaceptación. Ha conseguido independizarse, vive con su perro (su «hijo de cuatro patas») y, pese a su mejoría, no puede descuidarse.
«Al principio estuve de baja un año en el trabajo. Era demasiado tentador trabajar en una tienda de ropa y, a día de hoy, todavía me cuesta estar en zonas de consumo, en calles llenas de gente y de tiendas…», explica. Por eso, épocas como la Navidad son peligrosas, en las que todas las compras parecen necesarias, sin serlo.
«Ahora, cuando quiero algo, paro un momento y me pregunto si me lo puedo permitir, si lo necesito y si estoy recurriendo a esa compra por la frustración de un mal día, de una discusión en el trabajo, etc. Y si me veo débil, acudo a terapia. La sigo necesitando, aunque menos que antes», concluye.
Maira admite que su camino ha sido duro, doloroso, pero gratificante. Ahora sí está, por fin, satisfecha con sus logros.
El periodo de pre-matriculación, gratuita y obligatoria, para la próxima edición del MÁSTER DE FORMACIÓN PERMANENTE EN PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LAS CONDUCTAS ADICTIVAS comienza en abril.
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