LAS ADICCIONES A LAS REDES SOCIALES, LOS TELÉFONOS MÓVILES… Y EL EGO
Fuente: Charles Hugh Smith. www.tribunahispanausa.com
Para todos los que recuerdan los Primeros Días de las redes sociales y los teléfonos móviles, ha sido todo un viaje desde My Space y los torpes mensajes de texto en pantallas diminutas, a la alarma actual sobre la naturaleza adictiva de las redes sociales y la telefonía móvil.
La aparición de una crítica fulminante contra Facebook y Google es un fenómeno nuevo y notablemente amplio: hace uno o dos años, hubo poca crítica de los medios de comunicación a estos gigantes tecnológicos; ahora hay un bombardeo constante de críticas agudas en todo el espectro de los medios.
Incluso el escritor de tecnología para el Wall Street Journal no solo ha frenado su entusiasmo, ahora está hablando en los mismos tonos oscuros que otros críticos: “Por qué la Tecnología Personal es Deprimente”.
La crítica de las redes sociales y la telefonía móvil ha alcanzado alturas sorprendentes en un tiempo notablemente corto. Considere este artículo de The Guardian (Reino Unido) que compara Facebook y el imperio de redes sociales de Google con las religiones mundiales en términos de escala, y las considera sin tapujos como adictivas y perjudiciales para la salud y la democracia: “Cómo Facebook y Google amenazan la salud pública –y la democracia”.Un cambio radical en 10 años
Hace una década, las redes sociales eran considerablemente diferentes. Uno de los primeros sitios de redes sociales fue My Space, que comenzó como un foro para que las bandas musicales publicaran nuevas canciones e interactuaran con sus fanáticos. Esta fue una gran herramienta para miles de músicos que tenían pocas maneras de mostrar públicamente sus canciones y establecer una comunicación directa con sus fanáticos. My Space fue una idea útil, e incluso publiqué algunas canciones que mis amigos y yo grabamos.
En el mismo período de tiempo, Facebook se limitó a los estudiantes universitarios. Recuerdo haber leído acerca del FB e ir al sitio para ver de qué se trataba: la pantalla de bienvenida te pedía a que universidad pertenecías.
La telefonía móvil presentaba pequeñas pantallas diminutas y un incómodo método de doble clic de mensajes de texto, que solo los adolescentes podían dominar.
Mantenerme al día con las tecnologías relacionadas con los medios masivos forma parte de mi trabajo como blogger, ya que los bloggers habitan en un pequeño pueblo del mundo de los medios masivos, que parece reducirse a medida que las redes sociales se expanden. Me uní a Twitter en junio del 2008, unos dos años después de su lanzamiento inicial, y en Facebook en el 2009.
La adicción de los consumidores
Me llamó la atención esta cita del artículo de The Guardian ya mencionado:
“El término ‘adicción’ no es exagerado. El consumidor promedio revisa su teléfono inteligente 150 veces al día, realizando más de 2,000 deslizamientos y toques. Las aplicaciones que usan con mayor frecuencia son propiedad de Facebook y Alphabet (Google), y el uso de esos productos sigue aumentando”.¡Guauu! ¿Revisan su teléfono móvil más de 100 veces al día? Incluso si esto es una exageración, sigue siendo una adicción.
Creo que podemos llamar adictivo a cualquier cosa que haga que la gente interrumpa el sexo para… consultar sus teléfonos móviles.
Pero más allá de los datos y de lo que hacen los cientos de millones de adictos, la pregunta clave es: ¿Cuál es la fuente del poder adictivo de las redes sociales y la telefonía móvil?
El deseo de ser “sociales”
Creo que podemos comenzar con la atracción innata de las distracciones y la novedad. Cuanto mayor es el aburrimiento que existe en nuestro entorno real, más rápido nos inquietamos y recurrimos a nuestros teléfonos para distraernos y encontrar novedades.
Al ser criaturas sociales, queremos estar conectados con nuestra tribu, grupo, familia, etc. Las redes sociales y los teléfonos móviles alimentan este deseo directamente.
Pero las redes sociales y la telefonía móvil tienen cualidades peculiares que son diferentes de la interacción real cara a cara. No requieren el mismo tipo de compromiso o acuerdo; se entiende que todos pueden desconectarse en cualquier momento… sin importar lo que piense el otro.
También es más fácil deshacerse de las personas en la seguridad del anonimato.
Si bien muchas personas forman amistades en línea duraderas, yo mismo incluido, como una generalización, las redes sociales tienden a la superficialidad porque lo recompensa a través de un “me gusta”, es decir, recibir comentarios positivos, incluso de aquellos que ni siquiera conocemos.La seducción a través del ego
El amplio alcance de la dinámica de la aprobación es explorado en este artículo de The Guardian, sobre el aumento de las “noticias falsas”: “¿Cómo fue que las noticias eran “falsas”? Cuando los medios se volvieron sociales”.
Como criaturas sociales, todos deseamos una posición positiva en nuestra tribu, y el respeto y la aprobación de nuestros pares. Las redes sociales son como una lente que puede hacer que parezcamos más grandes, más brillantes y más dignos de respeto de lo que podríamos ser. [Nota del traductor: En otras palabras es el ensalzamiento de nuestro ego, o la vanidad, es lo que hace que los medios sociales tengan ese poder de seducción, en una sociedad donde ser parte del 99% es no ser nadie, pero que las redes te pueden dar la sensación de ser el 1% exitoso.]
La tentación del “Me gusta”
La tentación de publicar cartas navideñas autocomplacientes (“Josh acaba de graduarse con honores, Mia está en su semestre en el extranjero, Mi nueva pintura ganó el primer premio, y Todos nos reunimos en Barbados para las vacaciones”), o divulgar TMI (demasiada información) para provocar simpatía es muy tentador; así como también expresar una justa indignación para solicitar un “me gusta” a los miembros de nuestra tribu ideológica de ideas afines.
Ya he comentado anteriormente sobre la relativa pobreza de oportunidades para sentirme respetado y admirado en nuestra sociedad; la mayoría de nosotros no tenemos mucho poder o control sobre nuestras vidas, ni tampoco posiciones de un estatus significante, que nos hagan ganar automáticamente el respeto en nuestra estructura social centralizada y jerárquica.
El deseo de “ser alguien”
Creo que debemos reconocer el poder de nuestro deseo natural de “ser alguien” en nuestro círculo social y en el mundo en general, y reconocer la atracción de las redes sociales para promover este deseo.
Así que, por supuesto, debemos honrar los logros de nuestros seres queridos, exhibir con orgullo nuestra pintura ganadora y publicar fotos de nuestras fabulosas vacaciones familiares. Pero también tenemos que reconocer que los “Me gusta” en línea, no son sustitutos del reconocimiento y respeto de un círculo de pares del mundo real, o del respeto propio que todos deseamos.
No son sustitutos de la realidad
Las redes sociales son lo suficientemente reales en sus propios términos, pero no son un sustituto de las relaciones reales y los roles sociales positivos. Quizás esta es la atracción adictiva de las redes sociales: la idea de que podemos sustituir (los modos para ser atractivos en el mundo real) por un sustituto (avatar) en los medios sociales cuidadosamente controlado por nuestro yo, menos real que el mundo real.
Si Facebook desapareciera, nuestras vidas “reales” permanecerían intactas. Si apagamos nuestros teléfonos y redes sociales, ¿cuánto los extrañaríamos en una semana o un mes? ¿Cuánto “más pequeño” llegaríamos a ser? ¿Qué perderíamos, y cuánto de nosotros perderíamos? ¿Qué podríamos ganar que se haya perdido?
Estas son preguntas que vale la pena explorar, e identificar las redes sociales y los teléfonos móviles como algo adictivo es solo el primer paso en una investigación mucho más compleja.
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