¿Qué pasa si bebo mientras me tomo un medicamento?
Fuente: lavozdelasalud.lavozdegalicia.es. Lois Balado.
¿Qué pasa si bebo mientras me tomo un medicamento? Guía sobre los efectos del consumo de alcohol y fármacos
Contra la creencia popular, combinar un AINE con alcohol puede traer incluso más consecuencias para nuestra salud que hacerlo con un antibiótico
Existe una creencia popular muy arraigada de que, si te estás tomando un antibiótico, no se puede beber. Por alguna razón ha calado que un antibiótico es más peligroso mezclado con alcohol que cualquier otro medicamento. Tal vez el hecho de que los antibióticos sean dispensados con receta y un antiácido o un ibuprofeno no, haya ayudado a alimentar ese mito. Pero lo cierto es que un paracetamol mezclado con alcohol puede ser bastante más peligroso que la amoxicilina, uno de los antibióticos más recetados y que apenas interactúa con el alcohol. ¿Se puede beber alcohol con antibióticos entonces?
¿Qué medicamentos son peligrosos mezclados con alcohol? Trataremos de resolver algunas de estas dudas.
Evidentemente, debemos partir de la base de que el consumo de alcohol es perjudicial para nuestra salud. Estés medicado o no. Te tomes un fármaco contra una enfermedad aguda o una crónica. El alcohol es, sin discusión, dañino, y su ingesta está relacionada de manera directa con un amplísimo abanico de patologías. «Como recomendación general, el alcohol se tiene que limitar. Su consumo se relaciona con muchas enfermedades. Desde endocrinas, a algunos tipos de cáncer (boca, estómago, recto, colon…) y graves dolencias hepáticas. También a cardiovasculares, como hipertensión o accidentes
cerebrovasculares. El consumo de alcohol debería ser ocasional y, cuando una persona está medicada, limitado al máximo», adelanta Paula Briones, farmacéutica.
Además, no todas las personas metabolizan de la misma manera una misma cantidad de alcohol. En cualquier caso, la OMS marca unos límites diarios recomendados en cuanto a consumo de alcohol que se pueden consultar en la web de su organismo oficial o en este enlace del Ministerio de Sanidad. También hay diferentes criterios según el sexo. «Un hombre y de agua en nuestro cuerpo y el alcohol interacciona con ella. A menos agua, las concentraciones de alcohol serán mayores y ese alcohol va a permanecer más tiempo en nuestro cuerpo y a producir más daño hepático», resume la colegiada Briones.
Sea cual sea el fármaco que estés consumiendo, recuerda que tu farmacéutico te puede ayudar a conocer sus efectos secundarios y echarte una mano para establecer unas pautas sobre cómo utilizarlos. También en sus interacciones con el alcohol.
Síntomas comunes de mezclar alcohol y medicamentos
Cansancio
Reducción del tiempo de reacción
Daño intestinal (náuseas, vómitos)
Cefalea
Pérdida de coordinación
Desmayos
Cada medicamento interacciona de una manera diferente, por lo que hay que ir fármaco a fármaco
Resulta complicado establecer una afirmación categórica que resuma de manera general o establezca un listado de síntomas comunes cuando se mezcla alcohol con medicamentos. «Cada medicamento tiene un principio activo, pero no un solo componente. También hay algunos que pueden estar compuestos de varios principios activos. Puede que uno no interactúe con el alcohol y el otro sí. Cuando una persona va a empezar un tratamiento, lo importante es que pregunte siempre y que se deje aconsejar por un profesional sobre si puede tomar alcohol, en qué cantidad, cuándo, qué precauciones debe tomar o qué consecuencias puede tener», detalla Paula Briones que, si tuviese que establecer una norma general sería la de no beber mientras se esté consumiendo un medicamento.
Los medicamentos contienen alcohol
La mayor parte de los medicamentos están compuestos por un porcentaje de alcohol en mayor o menor cantidad, y debemos tener en cuenta la proporción de alcohol que contiene cada fármaco. Por ejemplo, los laxantes o los medicamentos para la tos contienen una elevada concentración. «Si bebemos mientras consumimos estos medicamentos tendremos que metabolizar una mayor cantidad de alcohol que nuestro cuerpo tendrá que eliminar. Con el alcohol sucede lo mismo que cuando el médico te dice que elimines la sal de tu dieta, que de repente descubres en el supermercado que hasta las galletas tienen sal»,
explica la farmacéutica.
¿Qué sucede cuando mezclamos alcohol y medicamentos? Cuidado con los fármacos más comunes
El alcohol puede disminuir la acción terapéutica de un medicamento. O, por el contrario, puede aumentarla. Dependiendo de la composición, también puede modificar los efectos secundarios. «Y estoy pensando en medicamentos sin receta. Un medicamento para la tos o para el resfriado. Ya no me estoy poniendo en el caso de una benzodiacepina», advierte la experta.
«Cuando una persona se toma un antigripal, tiene que tener mucho cuidado. O por ejemplo, mucha gente toma paracetamol porque sabe que interacciona menos con el hígado o tiene menos efectos secundarios que el ibuprofeno. Y es verdad, para una persona polimedicada es mejor que se tome un paracetamol. Pero, ojo con un paracetamol mezclado con alcohol, porque aumenta mucho la toxicidad hepática. Una persona que tome paracetamol debería evitar el consumir alcohol», responde Paula Briones, que analiza la sintomatología que provoca el alcohol con algunos de los medicamentos más comunes.
Fármaco a fármaco
Antiinflamatorios no esteroideos y alcohol. «Cada medicamento tiene un mecanismo de acción diferente y, según ese mecanismo, el alcohol interaccionará de una manera u otra. Lo vemos en medicamentos muy habituales de tratamiento para hemorragia interna. Los antiinflamatorios no esteroideos y el alcohol son una muy mala combinación».
Hierbas medicinales y alcohol. «Medicamentos que no necesitan receta como la hierba de San Juan puede interactuar con el alcohol. Plantas medicinales que encontramos en herbolarios pueden, si bebemos mientras las tomamos, producir afecciones respiratorias. La valeriana, por ejemplo. En general se toma para relajarse, pero si se toma con alcohol de manera continuada se puede producir una relajación excesiva y que nuestro centro respiratorio se deprima. Son cosas que la gente no sabe».
Anticoagulantes, antiplaquetarios y alcohol. El Adiro y el Sintrom son dos de los medicamentos más consumidos en España. Explica Paula Briones que «el alcohol puede potenciar el efecto anticoagulante de este tipo de medicamentos y, en vez de evitar que se formen coágulos, favorecer su formación».
Medicamentos para controlar el colesterol y alcohol: «Todos los medicamentos de la familia de las estatinas son un tipo de fármacos muy utilizados para controlar el colesterol. Por lo general, la gente que toma este tipo de medicación con alcohol, lo más suave que les puede pasar es que les produzca una rubefacción, que es ese enrojecimiento del rostro. Pero son medicamentos que con alcohol producen un daño hepático potente y que si se mantiene puede llegar a producir hemorragias estomacales».
Medicamentos contra la acidez y alcohol: «Un medicamento contra la acidez (por ejemplo un Almax, que no es lo mismo que un IBP como el omeprazol) mezclado con alcohol va a aumentarte el ritmo cardíaco y variando tu presión arterial».
Psicofármacos y alcohol: «Un medicamento para la ansiedad, una benzodiacepina como el orfidal por ejemplo, mezclado con el alcohol provocará un mayor letargo y una sensación mayor de mareo. Si te pasas un poco de la dosis puedes llegar a tener un problema de respiración o amnesia, que también es habitual. El caso de los antidepresivos es similar. letargo, mareo e incluso puede potenciar el propio efecto de la depresión. Es decir, que la depresión sea peor que antes de tomar el fármaco».
Antibióticos y alcohol: «Como norma general, el alcohol reducirá el efecto del antibiótico. En otros casos lo potenciará. Cabe aclarar que potenciar la acción de un antibiótico no es algo positivo, sino todo lo contrario. La azitromicina, que es de amplio espectro y de los más recetados, mezclada con el alcohol aumentará el daño hepático, el ritmo cardíaco, la tensión y puede favorecer la aparición de cefaleas. Por el contrario, la amoxicilina y la amoxiclina con ácido clavulánico que también son de los más comunes, quizás sean los dos antibióticos con los que el consumo aislado de algo de alcohol no tiene mayor relevancia. Con el resto, mejor no, para que no se inhiba su efecto».
Antidiabéticos y alcohol: «Una persona con diabetes que se tome un antidiabético y lo mezcle con alcohol sufrirá una reducción del nivel de glucosa en sangre. Si un diabético bebe de forma habitual, el alcohol va a potenciar el efecto de su tratamiento, lo que puede derivar en una hipoglucemia. Si soy diabético, mientras tomo alcohol, mi glucosa no se va a absorber y mi hígado no liberará más glucosa. Si el tratamiento es con insulina, el efecto todavía es más brusco y alcanzarás mucho antes una hipoglucemia que puede derivar en problemas de consciencia, alcanzar el coma o, en el peor de los escenarios, la muerte. Es importante ser consciente y que lo sea también tu entorno porque una hipoglucemia puede ser confundida con los efectos de un consumo excesivo de alcohol. En esos casos, lo que necesita el paciente es ingerir azúcar. Un diabético debe controlar su glucemia antes y después de beber. Sería lo recomendable. Nunca puede beber con el estómago vacío y si se va a tomar un licor o bebidas destiladas, mezclarlo siempre con agua o un refresco, nunca el alcohol solo».
Antialérgicos y alcohol: «Ahora en primavera, cualquier antialérgico en el que puedas pensar. Si los mezclas con alcohol tienes muchas más papeletas de conseguir un aumento de la sobredosificación».
Esta es una pequeña guía con algunos de los efectos que puede causar el alcohol cuando interacciona con ciertos medicamentos que todos podemos tener en nuestro botiquín. El daño hepático es uno de los efectos secundarios principales de la gran mayoría, por eso Paula Briones recomienda, si se va a consumir alcohol, hacerlo siempre después de haber comido. También consultar con el farmacéutico o farmacéutica para conocer las incompatibilidades del fármaco. Destaca la importancia de manejar el mayor conocimiento e información posible y entierra los estereotipos que se suelen asociar a los jóvenes como los principales consumidores de alcohol. «Siempre pensamos que la gente joven es la que se va de marcha, pero hay una generación de gente mayor que tienen la cultura del alcohol muy arraigada».
El periodo de pre-matriculación, gratuita y obligatoria, para la próxima edición del MÁSTER DE FORMACIÓN PERMANENTE EN PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LAS CONDUCTAS ADICTIVAS comienza en abril.
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